Me encantan los baños forestales... aunque te llueva!!

Un hecho real. La semana pasada fui de baño forestal, cerca de mi casa, en el barrio de La Florida en Oviedo (Asturias), concretamente en el Parque de Purificación Tomás, aunque los más jóvenes abreviamos como "el Puri". Ese día hubo vientos muy fuertes, y el color de las nubes predecían que el cielo estaba a punto de ponerse triste y llorar. Aún así, a mi madre le apeteció caminar, así que vestí también a mi sobrina canina Bimba, y partimos, aunque el viento casi nos hace volar, un viento frío.

Un baño forestal consiste en una tarea fácil: caminar entre árboles, monte, estar en contacto con un elemento de la naturaleza. Tiene muchas propiedades, aunque no nos demos cuenta, y además aprendizaje del comportamiento del ser humano. Cuando caminamos muy cerca de los árboles, respiramos mejor, y nos tranquiliza el espíritu teniendo menos ansiedad, nos proporciona inspiración ante un bloqueo emocional o creativo, nos obliga a meditar paseando porque su sonido natural nos hace estar en el momento presente y disfrutar de la tranquilidad y del paisaje. Nosotros, las personas, nos volvemos más humildes, nos saludamos, y conversamos, momento crucial para llamarnos verdaderos seres humanos. Nos reímos más. Las ideas más prometedoras vienen solas. Abrazamos a los árboles sin que nadie juzgue al vernos, incluso, si hay una cascada, nos desnudamos para sentir cómo el frío del agua nos activa el sistema nervioso. Valoramos más otros elementos como ver a una mariposa volar, o ver ardillas intentando coger un fruto seco, o dar la bienvenida a una fila de hormigas que se dirigen a sus madrigueras.

Un hórreo gallego, obsequio del Reino de Galicia, que se encuentra en medio del Parque Purificacíón Tomas

El Puri es el comienzo a la falda del Monte Naranco, y tiene, como habitantes, muchos árboles frutales. Los más destacables: manzanas, peras y ciruelas. Es libre. No hay impedimento, ni señal de prohibición, para recoger las frutas, siempre que sea del suelo, y sin dañar al árbol ni romper sus ramas. Como dije poco antes, ese día sopló mucho el viento y, efectivamente, el parque estaba lleno de frutas por el suelo. Lo curioso es que no había, apenas, nadie. Ese día preferimos coger sólo peras, para comer en crudo, hacer zumos, compotas calientes (o frías como me gustan), mermeladas o acompañar en una ensalada o pasta fría.

Ricas... ricas...

Os presento a mi sobrina canina, Bimba. a veces la llamo Bimbis. Es de mi hermana, pero la doy cariños sin parar.

Que buena sensación, y más al saber que, recientemente, han plantado nuevos árboles jóvenes para crecer y que nos brinda con su belleza en el futuro, además de cumplir con sus funciones, que son numerosas que, sólo unos pocos humanos, lo valoramos y se lo agradecemos con un abrazo: limpian el oxígeno de gases maliciosos ofreciendo un aire más limpio, de ahí que estar cerca de ellos, podamos respirar y espirar mejor, funcionan como filtradores de agua absorbiendo cualquier elemento contaminante que pueda traer la lluvia que acumulen cerca de sus raíces, nos atrae la lluvia, el contacto de nuestro cuerpo con la corteza de un árbol nos da más tranquilidad y menos ansiedad que al caminar junto a ellos, reduce la presión arterial y nuestra temperatura en caso de fiebre, y un árbol nos proporciona alimento y cobijo a los animales y a las personas en caso de vientos helados y fuertes lluvias. Sobre todo cobijo, porque ese día, un ciruelo nos dió a Bimba y a mi ese cobijo que ansiábamos, porque nos pilló una lluvia muy fuerte y poderosa.

Foto personal

Me agaché con la perrina y con el paraguas abierto, pero el gran soplo del cielo, me lo estropeó. Como no quería que Bimba cogiera frío y se mojara, la apreté junto a mí, y dejé que me fuera toda la mojadura a mi espalda. En ningún momento maldije a la lluvia, al contrario, me alegré de dar la bienvenida a un elemento de la naturaleza que llena los ríos y hace crecer los árboles, las plantas de su alrededor y sobre todo las flores, que junto a la polinización de las abejas, son ambas las responsables del equilibrio natural. Cuando una abeja se posa en mí, no la intento asesinar, me quedo parado para que, por si misma, vuelve. Y si me pica, no pasa nada. Es un escozor como cuando te frotas sin querer con una ortiga, enseguida pasa. Ante tal tranquilidad, la lluvia se calmó, mi madre pudo coger algunas ciruelas, cogimos la bolsada de peras y nos fuimos a casa a cambiarnos de ropa, y ducharnos, en mi caso, con agua templada tirando más a fría para que el cuerpo no cambie bruscamente de temperatura. Pasando unas horas ya me tomé té rojo calentito. Momento agradable y de gratitud suprema.

Dibujo personal a lápiz que recrea el momento de la lluvia. Como no pude hacer una foto de mi mismo, opte por un dibujo. Atentos al cameo de dos ardillas cogiendo una pera. A ver si las localizáis. :D

Pero sí pude hacer una foto de las copas de los ciruelos que nos taparon de la lluvia

Eso sí, leí en una revista, Cuerpo Mente num. 300 (enlace a su web oficial), que viene muy bien tomarse un baño caliente de vez en cuando, sobre todo si sueles practicar mucho ejercicio o deporte. Tomarse un baño 4-5 días a la semana, durante 8-9 semanas, mejora la salud del corazón, porque ayuda a bajar la presión arterial y ganar unos vasos sanguíneos más flexibles. De todas formas, estos baños calientes también viene bien para los más deportistas porque disminuye los dolores musculares y articulaciones.
Pasos:
- Llena la bañera de agua a temperatura, más o menos, de 40ºC
- Disfrútalo durante 15 minutos. Aunque en la revista no lo pone, me dijo una amiga que cuando te sumerjas en agua, ya sea en la playa, piscina, mismo en la ducha, tengas pensamientos positivos y automotivación.
- Cuando pasen los 15 minutos, siéntate aún con el agua. Ayúdate con una silla pequeña, taburete, de forma que el agua te llegue hasta la zona de las caderas, y medita en silencio, o lee un libro, y cuando estés preparad@, deja que el agua se vaya y se agote por el desagüe y se lleve tus tormentos.
Te deja con una paz inmensa.

Por fín se ha calmado.