La importancia de abrirse al mundo tal como es (II)

El tío está hablando por teléfono mientras se ve a su sobrino y a su nuevo amigo desayunando mientras están conversando acerca de ir a la playa el domingo, e ir al instituto. Es viernes, y se nota que es el último día de semana para los estudiantes, y hay más ánimo de cara al descanso. El tío cuelga el teléfono. Llamaba a los padres del compañero de su sobrino, para decirles que estaba con él y que los iba a llevar al instituto antes de ir a la ciudad costera a trabajar. Le pilla de camino por tanto no es molestia. También se sintió complacido porque se citó con los padres para almorzar juntos. Su hijo es especial, cuando estaba leyendo en el cementerio, ya traía consigo su bolso de aspecto hippie de telas muy coloridas. Parece un bolso destinado a mujeres, pero él le dio un uso más masculino, y ya llevaba en él los apuntes y los libros de texto al día. Todos los días madruga para leer en el cementerio y ver comenzar un nuevo día, e ir directamente al instituto. Queda un mes para finalizar el curso, por tanto los días son más grandes, y puede permitirse ver los primeros colores que tiñen un paisaje aún oscuro de azul marino. En invierno no tiene tanta suerte.

El tío les deja frente al instituto, recordándoles que esta noche podrían quedarse en su casa, porque iba a cenar con los padres del amigo. Los chicos se sonríen mutuamente porque hacer los aburridos deberes y trabajos sería más llevadero.
Cuánta multitud de estudiantes. Para algunos es ver la escena y empieza a latir fuerte el corazón, que se encoge a la vez de sentirse aprisionado, como una gigantesca jungla donde te adentras sin saber nada de cómo sobrevivir ante las criaturas que la habitan, ni su tipo de comportamiento o su uso de la fuerza bruta, y no te queda otra que aprender con el tiempo. Unos se unirán a las reglas del sistema para encajar, otros tantearán terreno para ir en contra y cómo no ser presa de su pánico.
Muchos estudiantes los ven con rostro enigmático, al fin y al cabo, ven que agresor y agredido están muy cerca, y no comprenden nada. Algunos hasta les dedica un insulto. Ellos entran sin más. Su compañero le dice que ante un nuevo comienzo, y cambio positivo, se descubre los amigos de verdad.

Antes de ir al aula, ya que van juntos a clase, pasa por la biblioteca para saludar a sus amigos de otras clases para quedar en el recreo más largo. Dentro del horario estudiantil hay dos descansos, uno corto de un cuarto de hora, y uno posterior, más largo, de media hora, donde quedarán en la entrada a la biblioteca para presentar al nuevo miembro de un club que, a primera escucha, suena interesante y sonríe ante la curiosidad.

Su tío se dirige hacia la ciudad donde trabaja en una librería además de investigar sobre ediciones descatalogas y buscar una edición. Por tanto, también es un apasionado de los libros. Mientras ve los retrovisores de su coche para vigilar la circulación en la autopista, no puede evitar sentir un alivio y una paz hacia la idea de que su sobrino puede recobrar el espíritu bonachón y feliz que tenía antes de la muerte de su madre, su hermana. Y sintoniza la radio en su emisora de música clásica favorita, aunque apenas puede escuchar la pieza, porque en los aires está pasando una avioneta. Le encanta los aviones antiguos y siempre que puede acude a una exposición, una afición que heredó de un antiguo amigo suyo que desapareció de su vida de la noche a la mañana, y jamás volvió a saber de él desde entonces.

En el infierno, siempre mostrando su moderna arquitectura y belleza de colores rojizos con iluminación como si fuera noche eterna, el piloto está aterrizando ya que ha repartido todos los pedidos de la primera jornada del día, y en tiempo récord, pero aún le queda el segundo turno, pero tiene hora y media de descanso. El avión está guardado en su nave bajo llave. Ve a dos compañeros suyos de trabajo que le estaban esperando para tomar unas copas juntos y almorzar, mientras que uno de ellos quiere enseñar el nuevo ejemplar de una revista erótica, que incluye nuevo reportaje de una modelo que le vuelve loco. El piloto se sonroja al ver fotos subidas de tono. El segundo compañero le cierra la revista. "Dejad de ver guarradas" a lo que el otro compañero le responde "Pero si tú guardas otra revista, pero de modelos masculinos", y con voz de imitación añade "oooooh, me gusta acariciar las hojas de los árboles, la naturaleza con su poesía y compro estas revistas para saber pintar cuerpos musculosos de hombres". "Bah! No sabéis imitarme" responde el otro. El piloto le da una colleja suave mientras que se ríe con los dos mientras habla de un enamoramiento que no puede esconder por más tiempo. Hubo una química tentadora cuando se miraron y se conocieron por primera vez hace dos años cuando ella. Un vínculo especial que, sorprendentemente, lo siento más con su hijo, que con ella. Sus compañeros no prejuzgan que sea más mayor que él, catorce años. Es más, le animan a que, un día o dos que tenga libre, organice un viaje aéreo con ellos, almuerzo, algo tranquilo, y cuando vea el momento, declararse.

Desde luego, el niño le adora y él se siente feliz cuando juega y bromea con él, un sentimiento que no sentía en la tierra, puesto que era mujeriego, cada fin de semana se acostaba con una mujer distinta sin sentir amor, sólo disfrutar con el sexo, bebía, fumaba porros, las noches de los fines de semana era sagrado para él. Desde que falleció, y empezara a vivir por si mismo en el infierno, ya fue sintiendo lo contrario, madurando, trabajando, intentando localizar a sus ancestros en una cosmopolita infinita. Sin duda alguna, el paso de la Tierra al más allá, sea a un mundo más humilde, o moderna, es como entrar en una consulta de terapia, y salir con una paz interior que te cambia un mínimo, pero el descubrimiento hacia ése cambio va a más. El piloto ya no juzga aspectos sociales que sí hacía en la Tierra. En el más allá, simplemente VIVE y disfruta de los momentos presentes.

Presente, como la que viven nuestros nuevos amigos en la Tierra aunque aquí ya sea más complicado, y en ocasiones, hasta violento. A muchos estudiantes no le hicieron gracia que un compañero sea problemático con los profesores, siendo héroe para muchos, que, de la noche a la mañana, cambie y esté al lado de una persona que agredió y viéndose con otro tipo de gente. Uno de sus fans, defraudado, acorraló al amigo lector para darle una paliza, y amenazarlo que se aleje de su admirador. Su agresor, coge uno de los libros que guarda en su bolso, se lo destroza, lo lanza al suelo, lo pisa con sus playeros manchados de tierra, y hasta brinca sobre el libro con rabia. Cuando termina su labor, y alza su vista hacia su víctima y se lleva una sorpresa. En vez de verle llorar, ve que se está maquillando, frente al espejo, la zona de la bofetada mientras que le aplaude por soltar toda esa fuerza bruta al exterior. Cruza los brazos, y escanea a su agresor en una pose muy de una diva musical, sí, sí, aquellas divas de principio de siglo XX, de los años veinte o treinta para ser más concreto. El agresor, un poco aturdido, dudoso, deja que su víctima le de unas palmas de cariño en su hombro izquierdo diciendo en actitud revolucionaria: "Si necesitabas mínimo de mi atención, lo has conseguido, pero para lograr el cariño o el amor, no practiques la violencia, ya que descubrirás a tus amigos de verdad. Ábrete más". Su víctima coge el bolso sin más y abandona los baños. Es el recreo más largo, de media hora, y ha quedado con sus amigos para un plan mutuo de domingo. Los acompañantes del agresor miran fijamente en la víctima, y antes que pudieran burlarse de él, éste grita imitando a Hulk gritando "Waaaaa... ¿qué paaaaaasa? Estoy furioooooso waaa" con una actitud rabiosa, como el famoso personaje de los cómics de Marvel mientras abandona el pasillo. Su agresor, aún dentro del baño acaricia su boca con su mano izquierda para reirse. Quiere evitarlo, pero no puede, aunque se ríe en silencio para que lo oigan, mientras ve, en el suelo, y al lado del libro que le rompió, una flor seca plastificada, un girasol de tinte anaranjado que sintió que lo utilizó como marcapáginas. Y al lado una hoja rota que ponía, a lápiz, una cifra, tal vez el precio del libro. Coge ambas cosas y se lo guarda en el bolsilla de su pantalón. Sale del baño y se dirige hacia una ventana que da vista al patio interior de luces, y ve cómo su víctima le da un abrazo a cada uno de sus amigos de la biblioteca, incluido a quién fuera su admirador. Vuelve a coger la flor seca de su bolsillo, lo ve, y un poco aturdido, sonríe. Sale del instituto para hacer novillos. ¿Por qué razón?

En el patio del instituto, estaban sentados en el propio suelo, piernas arrodilladas, dos chicas, conociendo a fondo al chico problemático, nuevo en el grupo, el por qué del repentino cambio, reprochando los maltratos hacia su amigo. No se sintió acorralado, pero quiere ocultar los sucesos de la muerte de su madre, y su reciente conversación con ella en el cementerio. Pensó que si va a encajar en un grupo, debería ocultarlo para que no le juzguen. Aún no tiene confianza con ellos para desvelar ambos secretos. Llega el amigo, de comprarse un pincho de tortilla de patata con queso chédar que le encanta, pero parece que no les cuenta lo sucedido en el baño. No le da importancia.
Las dos chicas, se hacen llamar, S y M porque se consideran otakus, y son fans de la serie anime Sailor Moon, tanto de la versión clásica de principio de los años noventa, como el reboot de hace unos pocos años.
S es rubia, de media, melena, con una dicción impresionante a la hora de hablar. Le gusta el manga y el anime más romántico.
M tiene el pelo negro, rapado en los frontales de la cabeza, y más largo en la parte superior, con una coleta en treza. Al contrario que su amiga S, le gustá más el anime que el manga, ya sea romántico o con tonos más violentos.
Su tío tiene vinilo de una cantante francesa llamada Jeanne Mas, de mediados de los años ochenta, que es idéntica a M en aspecto físico.
En el grupo falta otro chico y otra chica, que viven en la ciudad costera, y los conocerá el domingo. Anuncian buen tiempo y han planeado quedar la noche presente para ir a casa del recién llegado al grupo para terminar los deberes, y repasar para exámenes, aunque no vayan al mismo aula, pero sí de curso, además de confirmar la quedada del domingo a la playa. Sin avisar, se oye el timbre en todo el instituto, anunciando la nueva tanda de clases antes del fin de la jornada. Toca literatura. El profesor pone falta al chico agresor, por hacer novillos. Sus amigos se han extrañado porque no contó con ellos para pirar, coloquialmente dicho, y tomar unas cervezas hasta la salida de clases. Incluso el chico que intentó agredir, sintió rareza, que escribió en su cuaderno, en una esquina "¿Qué te ha pasado?" y luego lo tachó.

En el cielo, la madre está leyendo a su hijo un nuevo libro de Hans Christian Andersen, que escribió recientemente, y que reúne varias historias antológicas, algunas de ellas nada que ver, con el tono que escribió en vida. Una de esas historias contaba cómo una mujer, hija de reyes, esperaba un eclipse para poder ir a la tierra en busca de su amoroso hermano, que se encuentra en una tumba de cristal y hielo en el fondo de un mar. Ella no quiere ser reina, pero tiene hasta diez eclipses para encontrar a su hermano,y convencerle de que sea él el rey en vez de ella. Aún inédita para los vivientes de la Tierra, se titula "Llantos de Luna" sobre cómo sus habitantes aprovechan de que un eclipse solar trace una entrada circular gigantesca y puedan salir de la luna junto con sus barcos y navíos hacia la Tierra, unos ayudarán a la heredera a buscar a su hermano, otros se encontrarán con viejos amores que no reconocerán. En el décimo y último eclipse, no quiere volver a la luna, se queda en la Tierra y se labra una vida humilde como campesina y cuidando de unos gansos. Lo que no sabía es que el siguiente eclipse no será hasta dentro de 10 años, y ha condenado a un mundo sin regente, hasta que llega uno sembrando el caos, caos que prevé el heredero desde su tumba marina en forma de pesadillas y desea que se acabe el tormento. Con sus lágrimas que, con el contacto con la superficie se vuelven perlas, espera que alguien encuentre su camino, y aunque tenga aspecto juvenil debido a la exposición a un eterno sueño de hielo que no le hizo envejecer, reclamará su trono una vez llegue el siguiente eclipse.


(boceto rápido a bolígrafo que hice, pensando en los protagonistas)


El niño tiene muchos cuentos, pero "Llantos de Luna" es su favorito: ambientación medieval, piratas, conquistas de tronos, nieve, aventuras fantásticas. Desea que alguna vez se lo lea el piloto, curioso de diferenciar la lectura en una voz femenina maternal, como en una voz masculina, de un colega. La madre siente y recuerda los cuentos que leía, en vida, a su hijo, mientras está recogiendo los paneles solares totalmente cargados para tener energía suficiente en caso de haber largos días lluviosos que llenen ríos. Ella tiene una idea, la próxima vez que vea al mensajero piloto le consultará si alguien fallecido le puede pasar un libro a un vivo. Se alegra ante la posibilidad que pueda resultar bien. No será fácil, puede haber normas que impidan su objetivo.

Vuelve a sonar, de pronto, la sirena del instituto. Se han acabado las clases. Nuestro amigo se va directamente a casa a preparar la comida. Recibió un mensaje, a través de la aplicación Whatsapp, de su tío. Tenía que quedarse más tiempo en la librería porque tenía inventario. Seguramente llegaría muy tarde a casa, porque después quedó con los padres de su nuevo amigo para cenar. Su sobrino le pide permiso por si puede venir dos amigas más. Su tío no vio problema mientras acaben los deberes y que se enorgullece de que esté feliz. El chico se alegra. Ve a su nuevo amigo, diciéndole que le acompañe, como viven en la misma zona de la villa. Le dijo que fuera sólo que se le olvidó imprimir unas cosas en el ordenador de la biblioteca, despidiéndose y que ya se verían en su casa con las demás. Su amigo vuelve a entrar en el instituto, dirigiéndose a la biblioteca. Parece que una figura, masculina, una sombra, lo persigue en un pasillo vacío, pero no oscuro. El chico se detiene y mira atrás. Por un instante se sintió observado, pero no vio a nadie, y siguió su camino hacia la biblioteca, pero vuelve a tener esa sensación de que lo persiguen y corre hasta la puerta de la sala de libros. Llega, cierra la puerta, y sopla para confirmar que está aliviado del mal rato que pasó.

Para no molestar a otros lectores, se pone los auriculares y escucha canciones de su admiradora Kate Bush que tiene en el reproductor musical de su móvil. E imprime un trabajo que tiene que entregar a la profesora de Historia el lunes. Como la recepcionista de la biblioteca no estaba le deja el dinero de las impresiones, junto con una nota, encima de su escritorio. Y se permite abandonar el lugar. Antes de abrir la puerta, sus manos quedan pegados en el picaporte. No quiere pasar otro susto al salir de la biblioteca. De repente, entra otro estudiante, desde fuera, y sale afuera tropezándose con él. Le pide disculpas. Se digna a caminar hacia la entrada del instituto, en un pasillo que se volvió más oscuro aunque con iluminación. De pronto alguien le toca el hombro, y se asusta tanto que grita. Profesores del pasillo le chistan para que baje la voz. Se da la vuelta y resulta que es su agresor que quería pedirle disculpas. Asimilando que tiene de frente al mismo chico que le pegó hace unas pocas horas, el otro le quería pedir perdón por la amenaza y la bofetada, además de darle el libro que le rompió. Piró clase para ir a una librería y comprarle un nuevo ejemplar, además de devolverle la flor seca que tenía de marcapágina. Asombrado con lo que está sucediendo, le da las gracias, pero le da la oportunidad de que lo lea él primero, y que ya se lo devolvería. Acerca de la flor, le dice que se lo puede quedar, a su vez que abre su bolso y le enseña con ímpetu todas las flores secas y plastificadas que tiene a rebosar, orgulloso y con dientes largos. Le invita a ir esta tarde a la casa de su amigo, el también antiguo problemático, y así le pasara los apuntes de Literatura.

A lo lejos, los amigos del agresor ven como se despide del que fuera su víctima, y deciden hablar con él, como pidiéndole explicaciones. El agresor les dice la verdad, que fue a comprar el libro que le destrozó, porque estaba harto de pagar la furia que tiene con sus padres, con los más débiles del instituto. El sistema educativo ya es muy difícil como para complicar la vida a los demás, y a si mismo. Sus amigos tienen miedo de que él pase de ellos. No tiene por qué. Que hagan lo mismo sin perder su esencia, y sin dañar a nadie. Aunque no les dice que tiene pensado ir a la casa de su admirador y antiguo matón. Se siente aliviado al creer al fin en su bondad, de comprender, y hacer un buen gesto por alguien, de corazón.

Continuará...


No olvidéis de admirar de vez en cuando la belleza de los cielos. Igual podréis lograr ver un gran globo con forma de corazón, ji ji ji!





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