Camino entre Dos Mundos (IV)

Borja ha terminado de cocinar su guiso vegetal acompañado del alegre ritmo de jazz. Sus padres están trabajando y ve que aún no han hecho cena para cuando llegue el tío de Nathan para su reunión.
Saborea lo que ha hecho, para él está y le encanta, está a su gusto. Su móvil no tiene sonido porque no se concentraba a la hora de realizar la receta. Por una parte quiere leer los mensajes, pero siente miedo, incluso vergüenza. No sabe quién es, ni se ha presentado ni enviado foto para conocerle, con la única pista de que va al mismo instituto que él. Se siente vigilado, no sabe qué hacer. Cuando ya decide consultar el whatsapp, suena el estridente timbre varias veces seguidas. Borja apaga la música y responde a la llamada. Es Cris, que parece eufórica. Borja piensa que trae grandes noticias y la espera en la puerta, mientras se oye el ascensor. Cuando Cris se asoma para ver a su amigo, se pone muy contenta, porque hacía tiempo que no le veía. Estando en mayo, en plena época de los exámenes finales, es normal alejarse de las amistades un tiempo para concentrarse en los estudios. Borja le pregunta el motivo de su excitación al tocar el timbre de esa manera.
Cris le pide disculpas aunque le pregunta el motivo de estar tan nervioso. Borja le muestra el móvil y le pide que abra el whatsapp y lea todo los mensajes. Es obvio que, finalmente, no se atrevió que manda a su amiga leerlos por él. Cris lee mensajes de Susan avisando que está llegando en el punto de encuentro con Miriam. Borja pregunta si no hay más mensajes nuevos. Cris responde que no, aunque observa que hay un chat que no desvela un nombre, si no sólo su número. "¿Tienes una admiradora? ¿O quizás un admirador y no me lo estás diciendo? Qué desilusión!" bromea ella. Mientras Borja está llenando un túper de vidrio con el guiso preparado, le dice que no sabe más, que le escribió así sin más, y no sabe quien es. Cris lee todos los textos y piensa que es un chico seguro. Borja pensó en Raúl, pero imposible, cuando sonaron las primeras notificaciones, estaba con él frente a frente, y no podría escribirle. Cris aprovecha para decirle que conoció a un chico en la biblioteca. Borja prepara la mochila, y van en busca de Susan y Miriam.

Mientras tanto, Nathan, terminó de limpiar su casa, listo para recibir a sus nuevos amigos, y puedan tener buena velada e impresión de él. Recuerda su época de chico rebelde, porque, seguramente. en algún momento, habrá humillado a alguien de la pandilla, pero ahora quiere hacer las cosas bien. Coge el móvil y escribe un whatsapp a Borja avisándole que pueden venir cuando quieran que les estará esperando, y recordando su dirección y el piso, para que no se pierdan. Enseguida, Nathan recibe respuesta de que puede estar tranquilo, que sabe donde es, ya que vive en el mismo barrio.
"¿Y si es Sukru?" continúa Borja pensando quien puede ser su admirador. Cris no lo cree porque aunque tenga dos móviles, uno para España y otro para Australia, el prefijo del número misterioso es español, no australiano. Ella le añade que Sukru no hace esas cosas, pero le advierte que no se cite con esa persona, si ve que no envía una foto o alguna señal de su existencia. Borja sabe lo que tiene que hacer, y le cambia el tema preguntando por su admirador de la biblioteca. Suena el móvil de ella y ve que, justo, su admirador le envió un whatsapp con un dibujo que figura dos muñecos articulados. Ella se pone colorada mientras le pasa el móvil a él para que lo lea. Borja se sorprende gratamente, al leer el nombre de Raúl en el chat pensando que puede ser el mismo Raúl que estuvo con él hace un momento, aunque para confirmar, le pregunta: "¿Este chico lleva gorro? ¿o lleva piercing en las cejas?". Cris, atónica, le responde con un sí. "Viene a mi instituto, es el chico que me pegaba, pero parece que está cambiando". Cris, que se hacía eco de lo mal que pasaba su amigo en el instituto por culpa de esta persona y la que va a conocer en breve, refiriéndose a Nathan, no se imaginaba compararlo con el chico sensible, serio y concentrado en sus cosas como se mostraba en la biblioteca. Cris coge a Borja para hacerse un selfie y se lo envían a Raúl. Justo a lo lejos ven a Susan y a Miriam saludándoles a larga distancia.
Raúl, que continúa con el trabajo, recibe el mensaje de Cris: "Que sepas que te estaré vigilando" junto con la foto de ella junto a Borja. Raúl se empieza reír y llevar las manos a la cabeza alegrándose por la coincidencia. Enseguida recibe otro mensaje "Que sepas que dibujas genial. El boceto tiene unos trazos impecables. Continúa así, ya quedaremos para charlar de técnicas artísticas. Ah! A Borja le ha encantado", seguido de un emoticono que expresa risa pícara. Raúl se siente adulado, y aprovecha para descansar un momento para tomarse un té, relajado, aún sin creerse que sus dos nuevos amigos se conocen, y con más ganas de unirse a la piña.

Nathan está al teléfono hablando con su tío, que le recuerda que espera que no haya alcohol, y que Borja puede dormir en casa. Tocan a la puerta, le cuelga a su tío dándole esperanza de que no ocurrirá nada malo, y que puede estar tranquilo. Nathan se dispone abrir sin antes respirar profundamente, de nuevo. Les hace pasar. Todo parece marchar bien. Cada uno se alegra de verle y parece que se han olvidado su pasado. Borja presenta a Cris, porque a Susan y a Miriam ya las vió en el recreo largo del instituto, pero ellas le saludan cordialmente, además de dos besos. Miriam se sonroja más oliendo la fragancia Esencia de Loewe en su piel. Nathan admite que es de su tío, ya que él utiliza más una de Hugo Boss. Borja está depositando su comida casera encima de la mesa de la cocina, y al escuchar que hablan de fragancias, coge la suya de su bolso, y les perfuma con la fragancia Baby de Tous, añadiendo que las fragancias femeninas son más suaves en el olor, y cálido para la piel masculina. Cris nota la química amistosa que tiene Nathan con Borja, y le cuestiona la razón. Nathan prefiere ocultar lo de su madre y el más allá, y sólo le dice que en un malo momento que salía del cementerio de ver la tumba de su madre, él estaba allí leyendo junto a unos cipreses. Cris, que se considera zen, le encanta comprender a la gente, y defiende a las personas, que en su momento fueran problemáticas, tengan su oportunidad de madurar y cambiar a mejor. Le toca el pecho por la zona de su corazón: "Eres sensible, tienes que sacar todo lo de dentro, para que esa alma perdida en tu niñez vuelva a ti". Frase bastante creíble teniendo en cuenta que esa alma vive con su madre en el cielo.

Susan y Miriam están cotilleando los discos que tiene en el salón-comedor, tanto en formato CD o en vinilo 45T (singles) o 33T (long plays - álbumes completos), la mayoría de rock alternativo. Susan está maravillada con la colección de bandas rock como The Eagles, Queen, Fleetwood Mac, Peter Gabriel. Nathan ve que Susan se ha fijado en la edición coleccionista de la Banda Sonora de "Heavy Metal" y empieza a explicar toda su historia acerca del film de culto de Gerald Potterton de 1981, y como supusieron el debut en solitario, por un lado, de Don Felder, que fuera guitarrista de The Eagles, y por otra parte, de Stevie Nicks, una de las voces femeninas de Fleetwood Mac. El vinilo coleccionista, a día de hoy descatalogado, incluye 4 discos de los cuales los dos primeros se centran en las canciones que suenan en off durante la película, y los dos últimos dedicados a la banda sonora instrumental de Elmer Bernstein, que posteriormente compuso la música del, olvidado, clásico de Disney "Taron y el Caldero Mágico". Susan siente un amor platónico, aunque de broma, por Nathan, y brindarle tremenda sabiduría de conocer todas esas historias de la música de finales de los setenta, principios de los ochenta. A Cris, aunque le encante más la música ambiental para relajarse o cuando medita, reconoce que, de vez en cuando, mola recordar músicas del pasado. A ella le suena de haber visto la película que ofrecía una técnica de animación fuera de la perfección de Disney. Se refiere a la odiada, por los artistas contemporáneos, rotoscopia, que permite calcar una grabación real y dibujar a lapiz y colorear sobre ella ofreciendo unos movimientos más realistas aunque superficiales. Añade que directores de la talla de James Cameron o Robert Zemeckis deberían agradecer la existencia de su alta tecnología de captura de movimiento, ya que es la herencia evolutiva de la antigua rotoscopia, técnica fascinante para ella, con cierta sabiduría de las artes contemporáneas. De pronto, le interrumpe un grito de Susan "Ooooh! Tienes varios discos de Stevie Nicks en solitario, Kate Bush, me encantan sus voces características, tan diferenciadas del resto. OH y JEANNE MAS. Qué locura!". Nathan admite que cuando la vió en el patio hace unas horas, le recordaba a la cantante francesa Jeanne Mas. Ella la conoció por Sukru, un amigo de todos ellos que vive en Avilés, que escucha músicas de todo el mundo y les contagia también su pasión por las culturas mundiales.

Borja susurra al oído de Miriam recomendaciones que está anotando una lista en una libreta pequeña. Cris lo lee:
- Ver pelis anime "Susurros del Corazón" + "Recuerdos del Ayer" Studio Ghibli
- Peli "Heavy Metal" 1981 + "Taron y el Caldero Mágico" de Disney
- Música -youtube-: Stewie Nicks, Kate Bosh, Jeanne Mas
Miriam reconoce que le encanta descubrir los horizontes culturales de sus amigos a través de las recomendaciones, y más cuando pronto llega el verano. Cris le corrige la nota. No es Stewie con W, sino con V. Y Kate Bush se escribe con la U. Además le añade una recomendación más, de corte más artístico:
- Libros "El Mundo Invisible de Miyazaki" + "Mi Vecino Miyazaki"
Cris le dice a Miriam que todo amante del anime deben leer ambos libros. El primero con bocetos a acuarela de los artistas de Studio Ghibli a su vez de ofrecer análisis del anime exterior en general. Y el segundo por ofrecer una visión crítica de cada película del citado estudio cómo se merece, desde el punto de vista de sus autores, y de sus admiradores. Además plantea la idea de ir todos al Salón del Manga que se celebra en Avilés dentro de dos semanas, y poder ir disfrazados, o al menos alguno para pasar un largo rato divertido.
Susan ya tiene cosplay preparado pero se reserva la sorpresa y no dice de qué personaje anime irá. Susan pide permiso a Nathan para poner un disco de Stevie Nicks en su tocadiscos. Le dice que no hay problema, pero antes él coge un trapo para limpiar, cuidadosamente, el polvo.

Sonaría la primera pista de su disco "Trouble in Shangri-La" de 2001. El tema que suena es homónimo.


Mientras, en el infierno, Nathan, padre, se reúne con sus amigos del trabajo. Ellos le entregan un folleto sobre un concurso de acrobacias aéreas que se celebra en el mundo vecino, en el cielo. Nathan se muestra interesado, aunque aún siente cierto temor porque en Tierra falleció en un ensayo acrobático por fallo del motor, y el golpe de aterrizaje en los campos de entrenamiento fue grave que no logró sobrevivir. Aunque, sincerándose, tiene un mayor temor que un accidente aéreo que aún no existe, y es que pudo haber descubierto que en vida tuvo un hijo. Sus amigos muestran más curiosidad y exigen detalles. Nathan mira, aleatoriamente, hacia arriba, concentrándose en un punto brillante, quizás una estrella, preocupado y pensando en ella. Hacia un punto brillante
En el cielo, Diana está mirando también un punto brillante, disfrutando de la tranquilidad y del paisaje mientras juega a pillar a su hijo. Los ancianos, siempre con su entonación italiana, les anima a tomar el té en su jardín. Un jardín precioso lleno de flores con pétalos de distintos colores. El anciano acompaña al niño a coger las flores que desea, para luego depositarlo entre dos pequeños cristales que tiene en su habitación, y enseñarle toda la colección de flores frescas que ha guardado desde que falleció, de diferentes formas, colores y especies. El niño le pregunta si no tenía mariposas u otros insectos guardados. El anciano le responde que hasta el diminuto insecto merece nuestro respeto y tener su libertad. Las mariposas vuelan y muestran nuestro camino cuando estamos perdidos. El niño se fija que tiene colección de figuras de madera talladas a mano. Le pregunta si los ha hecho él mismo.
Mientras los dos están ocupados, Diana y la anciana están disfrutando del té. Ella le pregunta por el padre del niño. Diana cree que si le cuenta lo que sabe la iba a prejuzgar, pero antes que pudiera pronunciarse, la anciana comenta que jamás tuvieron niños, de hecho conoció a su actual amor pasados sesenta años después de un romántico primer encuentro en Italia, ya que ella era checa y pasaba los veranos de su infancia en distintos puntos de Italia, pero uno de ellos, en una mágica tierra que era arte, alegría y disfraces, conoció a su pareja, pero las circunstancias de la vida, política y social, no los quiso unir hasta haber pasados sesenta años. La anciana le enseña el colgante con una caracola de mar blanca.
Y el anciano las acompaña con el niño en el jardín, mostrando también su caracola blanca. Diana se alegra por ellos, que a pesar de las circunstancias, han vivido el amor, más valiendo tarde que nunca. El niño le enseña una flor seca, y una figura de madera que le regaló el anciano. Diana les agradece tanto por la velada, los regalos, y se fija que la figura mostraba una avioneta, similar al de Nathan. El niño les dice a los ancianos que lo escogió porque es como la avioneta del piloto que les trae el correo. Los dos miran hacia Diana con rostro pícaro, sonrojados, levantando sus párpados en señal de posible amor, para que les cuente detalles, se pone colorada, no literalmente claro, pero no puede esconder lo que siente por el piloto, pero el niño se ha adelantado "Mi madre está enamorada del piloto. Es un buen hombre. Algún día iré con él en su avión". Ahora sí que la cara de Diana se ha teñido de un rosa que derrocha amor correspondido.
En el infierno, los amigos de Nathan ven que está también rojo. Uno de ellos está ilusionado por saber cómo seguirá la historia de amor y le anima a decirle la verdad, pero que espere hasta que su hijo en vida vuelva a visitar una de las tumbas. Ellos le preguntan por el niño que está junto a ella en el cielo. Nathan siempre sintió especial vínculo con ese niño y sabe perfectamente que se trata del alma arrebatado al chico, el alma más puro, inocente en su figura de niño pequeño, y Diana lo protege para que en el momento decisivo, se lo devuelva. Lo sabe porque ya leyó casos similares en la prensa del más allá de padres que fallecen que se llevan consigo parte del alma de se hijo para que no se sientan solos. Nathan piensa visitarla al día siguiente, aprovechará para registrarse en el concurso, y llevará a su hijo en su avión.
Empieza a chispear en ambos mundos. Las seguridades de los túneles fronterizos advierten con luz roja la proximidad de fuertes lluvias durante varios días seguidos. Los pilotos en el infierno reciben el aviso por el aparato traductor. Todos los habitantes tienen uno, en el cielo también, sirve para traducir a tiempo real lo que la otra persona habla en su idioma nativa, y responderle con la tuya. Además sirve como busca para los trabajadores en los transportes urbanos y rurales de ambos mundos. Suenan las alarmas advirtiendo que no se la frontera hasta nuevo aviso. Nathan está desilusionado porque quería ver a su amada, y le han cambiado los planes. Uno de sus amigos propone ir a una sala de striptease, pasárselo bien y emborracharse. Al otro amigo no le parece buena idea. Nathan se ríe con los dos. Vuelve a fijar la mirada en la estrella mientras van sonando en la lejanía los primeros truenos.
Diana se despide de los ancianos agradeciéndoles una vez más por la velada. El niño les da un abrazo a cada uno, y se dirige al globo corazón simulando que es un piloto jugando con el avión de madera. El globo vuela por los aires y Diana aprovecha para abrir los compartimentos para acumular todo el agua de la lluvia y filtrar para tener elaborado agua limpia. El agua no filtrada servirá para riego natural o para limpiar el globo por dentro y por fuera. Observa el cielo y admite sentir algo más que amistad por el piloto. Le hace gracia que, casualmente, su hijo se llame como él. Suenan las primeras notas instrumentales de la canción "Street Angel" de Stevie Nicks.



Es el hilo musical que sigue sonando en la casa de Nathan hijo. Y eso que él dijo a Susan que le prestaba sus discos por si quería hacer un DVD de datos con toda su discografía. Aunque Susan dijera que no hacía falta, le ha dado una idea de un perfecto regalo que hará con su corazón. Algunos ya han completado todos los deberes pendientes del fin de semana, otros han hecho una parte, pero sin duda, han adelantado mucho. A Nathan le ha encantado el guiso vegetal de Borja. Él le dijo que ya le pasaría la receta. Cris ha terminado un trabajo original para clase de ilustración que consiste en dibujar una situación que no ha sucedido aún, y después hacer una foto de esa misma situación que figura en el dibujo. Normalmente, los artistas hacen primero la foto para luego inspirarse en el dibujo, pero el ejercicio consiste en hacerlo al revés, de dibujar una situación, y luego tratar de hacer una foto simulando la situación anteriormente dibujada. Cris muestra el dibujo a todos, un boceto bastante realista con todos ellos en un parque de Gijón. Hace la foto y se lo envía a su profesor por e-mail. Aprovecha para planear una escapada a dicha ciudad el domingo, ciudad donde ella vive, para hacer una senda con vistas marítimas, y así poder hacer la foto realista que queda. Todos aceptan a la propuesta, y están sorprendidos por la calidad del boceto, los trazos, luces con sus sombras, y con qué maestría ha podido caracterizar el rostro de cada uno de ellos. Hasta Miriam se ve preciosa y más delgada en el boceto. Nathan se pone rojo, le dice que tal como está ya está bellísima, y que no haga caso de aquéllos que digan lo contrario.
Borja se alegra del comentario de su nuevo amigo, siente la vibración de su móvil y lee los mensajes del número misterioso, diciendo que quiere pasar una velada y cenar con él. Se siente un poco mareado, abre una ventana del salón comedor para tomar un poco de aire, aprovechando que los demás están recogiendo la cocina. Susan acaricia los cabellos de Borja y nota que algo le está sucediendo. Borja acaricia unas plantas del alféizar mientras Susan lee los mensajes. Él creyó que lo iba a juzgar. Susan sólo le pregunta: "¿Y qué vas hacer? Si hay algo que quieras decirnos, hazlo, porque todos te admiramos y te seguiremos admirando seas como seas. No escondas más la mariposa que llevas dentro. Tendrá que salir libre algún día, ¿no?. Además, si te digo la verdad, una noche de borrachera besé a una chica, me gustó la experiencia, pero a la gran mayoría de mi ser, le encanta los chicos, y el de los mensajes, es un chico". Borja no quiere quedar con él, porque no sabe quién es, y no desea tener problemas.

Nathan los interrumpe diciendo que un amigo de ellos, de Avilés, viene a Oviedo a tomar unas sidras en el barrio de Gascona. Susan coge el dibujo de Cris y le señala, diciendo que su nombre es Sukru. Borja le dice que es como azúcar en francés, sucre, pero quitando la e por la u, Sukru, añadiendo que es más dulce que el propio el azúcar. Nathan escribe una nota a su tío de que iba a estar fuera, que no tardaría en llegar. Por otro lado, Cris avisa a Raúl por si se quiere apuntar.
Raúl se encuentra dormido, y no puede oír la vibración de su móvil. Su madre llega del taller de pintura, y ve a su marido en la cocina leyendo el trabajo de su hijo, mientras le da dos besos a su mujer, seguido de un abrazo y unas sinceras disculpas por el daño verbal que se han dedicado mutuamente durante tanto tiempo, mostrándole unos pasteles en forma de corazón con relleno de frutos de bosque. La mujer también pide disculpas además de enseñarle el cuadro ya terminado. Era la última sesión del taller, y no necesitó un día extra de recuperación. El lienzo figura un bodegón lleno de frutas exóticas y rojas silvestres. El marido le propuso exponerlo en el taller un tiempo. Ella respondió que no, que tenía más ganas de colgarlo en el salón. Él va a dormir mientras ella ve los dibujos de los muñecos articulados de su hijo, enciende unas velas aromáticas olor a lavanda, y se destina a leer el trabajo de su hijo, poniéndose unas gafas de leer, y cogiendo un libro que, tal vez, leerá después. Al abrir la primera hoja del trabajo, ve que se cae una nota que estaba enganchada, de mala manera, en el clip. Una nota con una pequeña lista para mejorar su karma. La madre se quita las gafas, en un instante, para suspirar recordando divertidas escenas de la serie "Me Llamo Earl", se las vuelve a poner, y ahora sí procede a leer su trabajo.

La pandilla, aún incompleta, está llegando a la estación de autobuses de Oviedo, y pueden ver, de lejos, a Sukru esperando impaciente. No parece enfadado, pero toca su reloj en señal de que llegan tarde. Llevaba diez minutos esperando y las noches asturianas en esta época son un poco frías. Entre abrazos y besos a todos, se muestra un poco escéptico a la hora de conocer a Nathan, porque está muy unido a Borja y sabe toda la historia del acoso escolar que sufría. Si bien Nathan se siente incómodo y su cabeza empieza a mirar hacia abajo, el suelo, siente unos toqueteos en su hombro, se da la vuelta y los dos chicos le asustan con unos antifaces de tribus australianas. Nathan se asustó tanto que cae de culo al suelo, pero entre Sukru y Borja le ayudan a levantarse, seguidas de una carcajada grupal. "Era una broma, bienvenido a la familia" le desea Sukru. Borja le guiña el ojo, le saca la lengua ante la broma, y le provoca riéndose un poco con él, pero Nathan coge una de las caretas de Sukru, se lo pone, y corre hacia Borja simulando una voz de un ser monstruoso. Susan quedó impresionada ante el realismo de las caretas temáticas, mientras está viendo la otra. Le anima a ir disfrazado de aborigen australiano cuando se celebre el Salón del Manga, total, aunque no sea anime, la entrada es gratuita, podría pasarse, perfectamente, por la versión masculina de Nadya, protagonista de la serie de anime de principios de los noventa, "Nadya y el Secreto de la Piedra Azul", de belleza exótica y oceánica como Sukru. Las otras dos chicas están atrás a lo suyo, viendo el jaleo que montan Borja y Nathan, pero todos ya se dirigen al Barrio de Gascona para relajarse. Nathan le devuelve la careta a Sukru después de la payasada y propone a él y a Cris que si tienen problemas con el transporte para regresar a sus ciudades, podrían quedarse en su casa a dormir, ya que es la más próxima a la estación. Ellos agradecen el gesto pero tienen los buses búho, partiendo cada hora en punto tanto para Avilés y Gijón no tendrían problema.

Fotos reales del Bulevar de Gascona (Fuente: web de Rutas y Mapas (enlace) para ponerte en situación


El tío de Nathan llega a casa junto con los padres de Borja, y lee la nota que dejó Nathan encima de la mesa de la cocina, aunque está escrito con dos tipo de letra "Holaaa! Me voy con mis amigos a Gascona a tomar unas sidras. Besos. Descansa -Nathan-" y abajo "...tranquilo... voy con él... estoy contratado para vigilarlo -Borja- (seguido de dos puntos y un paréntesis vertical simbolizando una cara contenta)". Se quita las gafas y elogia las palabras de Borja. Los tres querían tomar una última copa en casa de él, después de haber cenado con ellos. La madre siente ansias de acabar el curso y dedicar el verano para mudarse a Gijón. Debido a su mención, el tío de Nathan saca el folleto de su agenda, que le había dado Borja hace unos días, de un nuevo instituto reformado. El padre de éste reconoce el folleto y reconoce que uno de los motivos de la mudanza es debido a que se sienten observados por un grupo de jóvenes que creen que van a la misma clase que su hijo, lo observan y a saber que planean o si quieren hacerle daño. Admite que, quizás, no es la mejor forma. La madre sabe que su hijo es "especial" aunque éste no les ha dicho nada, porque necesita tiempo para decírselo, pero los padres sienten hasta los pensamientos de sus hijos. El tío de Nathan les interrumpe diciendo que no le hace gracia la denominación de "especial", como si su hijo fuera diferente a lo que la sociedad denomina normal. Añade que Borja es una persona con sus gustos, y lo que tiene que hacer la humanidad es dejarse de etiquetas y vivir su propia vida y hacerla completa, porque sólo aquéllas que viven de las críticas, los juicios, las burlas, es que no se sienten completas y necesitan recurrir a un medio negativo, violento, para sentirse bien. Los padres aplauden las palabras de su amigo, y no les va a criticar su mudanza en sinónimo de cobardía. Es cierto que hay que ser valiente y hacer frente a las calamidades, pero también es mejor cambiar de ciudad y vivir una nueva vida. De hecho, el tío de Nathan saca un sobre grande de su bolso. Parece ser la matrícula para registrarse en el instituto de Gijón. Antes de reunirse con ellos, después de su turno en la librería, asistió al instituto y en recepción le dieron información y sobre según qué tipo de bachiller está haciendo, en su caso, de ciencias sociales. Pero teme empezar otra pelea, ayer mismo quería proponer a su sobrino la idea de vivir a Gijón, se marchó de casa toda la noche, y buscará el modo para convencerle.

Sin pretender ofender, los padres de Borja le preguntan por la madre de Nathan, de cómo lo lleva el chico. Su tutor, y hermano de la fallecida, se muestra confuso. Dos años atrás era como tener el propio infierno a casa. No tienen mucho apoyo familiar, porque la mayoría echan la culpa al niño de lo sucedido, de hecho recuerda que en el entierro nadie quería hablar con Nathan ni darle las condolencias, pero él estuvo a su lado, escuchando susurros de palabras crueles. Aunque no tenga mucha experiencia en amoríos ni en paternidad, sintió que necesitaba alejarse de las habladurías de la familia y vivir con él, pero no fue suficiente. Nathan llevó esa culpabilidad dentro. Sigue creyendo que mató a su propia madre. Nunca lo hablaron en serio y espera esa conversación de sinceridad, pero no se rinde ante el cambio. Nathan le dedicó muchas palabras hirientes, pero sabe que no fueron verdaderas, si no de una persona, también, hiriente. Jamás se rindió a la hora de cuidarlo con su autonomía. Por fín va a tener amigos con distintos tipos de ser que le alegra el saber que, para su sobrino, será un nido de descubrimientos que se hará cada vez más grande. Y tranquiliza a sus invitados de que Borja está en buenas manos.

En Gascona, la pandilla está toda reunida alrededor de una mesa en la terraza de una acogedora taberna, tomando el aire que se volvió más cálido mientras toman botellas de sidra. El jefe y encargado del local, es un conocido de la familia de Cris, por tanto, aunque tengan diecisiete años, les da permiso de beber, siempre con moderación. Cris está un poco desilusionada porque Raúl no le contesta a los mensajes. Quería que se uniera a ellos, pero vió que las aspas de sus mensajes permanecen grises, eso quiere decir no han sido leídas aún, si no se hubieran vuelto de color azul. Cambiando de tema, Susan quiere que Borja se abra por fín con sus amigos. Él está rojo, se siente presionado, su mente parece estar demasiado llena de pensamientos de vergüenza, miedos y acusatorios si les desvela un secreto que ya grita a voces. Nathan está extrañado porque Sukru saca unos folios que reparte a cada uno, y Miriam parece que es la experta en escanciar sidra. Borja les enseña el móvil con la conversación del número misterioso. Todos lo leen. Susan les dice a todos que escriban su impresión y si eso cambiaría algo de su status en la pandilla. Borja trata de esconderse, pero Sukru, que está sentado a su lado, levanta su cabeza para que pueda ver a sus amigos de frente.
Cuando todos han terminado de escribir, le dan los folios a Borja, y Susan le dice que lo lea cuando esté sólo y tranquilo. Todos se levantan, van a pagar la consumición, y van a acompañar a Cris y a Sukru a la estación.
El tío de Nathan le escribe un mensaje a su sobrino que tiene ir a buscarlos en coche, que lo avisen. Nathan le avise que vaya a dormir tranquilo que está bien, que Borja está con él y que llegarán en breves. Los padres de Borja abandonan la casa del tío de Nathan no antes de agradecerle por la velada y de ser tan comprensivo. Él también les agradecer por la cena en su casa, y que al día siguiente, Nathan acompañará a Borja hasta su casa para que no vaya solo. Cierra la puerta de la entrada, y coge un disco de Fleetwood Mac, el de "Rumours" y desplaza la aguja del tocadiscos hasta la primera pista del lado B del disco con la canción "The Chains" mientras se sienta en el sillón a leer una revista, aunque enseguida bosteza, no tardará en irse a dormir.



La pandilla se despiden de Cris y Sukru que se van en bus a sus respectivas ciudades, no más de 25 kilómetros de Oviedo ambos. Susan y Miriam tiran por un lado, Nathan y Borja en cambio pasarán por el barrio de Ciudad Naranco para atajar y llegar enseguida al barrio de Florida, aunque comparta mismo distrito que Naranco. Los cuatro se dan un fuerte abrazo grupal, y cada uno van a sus viviendas. Borja sigue un poco avergonzado porque tiene ganas de leer lo que ha escrito cada uno sobre él. Nathan le anima hacerlo ahora que no hay nadie más, porque él no le va a delatar. Se dispone a leer las notas y justo el primero es el de Nathan, pero Borja deja su carta para la última lectura. Le dice que aunque se conocen de verdad de un sólo día, que está orgulloso de él, por comprender que había alguien de corazón en su fondo, y no darle la espalda cuando otros se espantarían.

Continuará...

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