La belleza que nos brinda el CIELO



El cielo nos proporciona un aprendizaje muy valioso. Según qué día lo podemos ver rosado con tintes morados cuando amanece, anaranjados cuando el día parte para descansar cediendo su turno a la estrellada noche, del sol nos brinda tiñe nuestros momentos de oro, y la nubes de algodón realiza múltiples formas bajo un fondo azul turquesa. Son los colores de la diversidad. El cielo nos enseña que las personas somos diferentes ya sean físico, ideología, sexualidad, religión, raza. Qué bien resultaría que las personas nos humanizáramos más y empleáramos nuestros talentos para hacer el bien o hacer la vida más cómoda a otra, sin etiquetas y sin prejuicios. Con el amor, el sentir (de sentir y pedir perdón de verdadero corazón) y la comprensión se conoce mil mundos maravillosos. ¿Sólo mil? Al abrir nuestro corazón se abre infinitas puertas con mundos o momentos que descubrir.

La foto que véis arriba es un dibujo con efecto acuarela que he pintado ayer mismo sobre papel blando en el que figura un piloto de avioneta saludando a una mujer con hijo que viajan en globo por los aires. Todavía me conocéis poco, pero deciros que fue mi regreso a una pintura a color después de tres años y medio. Desde ese momento sólo pintaba si era dando clase a una aprendiz (me gusta más la palabra aprendiz que alumna o clienta) amiga, o haciendo encargos que eran obligados hacer, pero en todo ese tiempo no me vi capaz de pintar para mi mismo. Hace tres años sucedió algo, digamos, casi traumático que, quizás, mi mente impedía a seguir pintando aunque tuviera ganas, y siempre daba marcha atrás por miedo. Ahora mismo lo puedo considero una tontería, pero en su momento me dió depresión.

Me robaron dos cuadros en un sitio donde iba a dar clases de pintura como aprendiz. A raíz de aquello, no me dio más ganas de pintar a color, sólo dibujar a lápiz, en blanco y negro. Cogí el resto de mis cuadros expuestos y no volví jamás. Tampoco quise saber nada de muchos compañeros porque me recordaban a los días que iba feliz a las clases, y al profesor. Es una historia muy larga de explicar, pero no vale la pena malgastar muchos minutos en narrar un mal suceso del pasado, Pero decir que ayer he dado un paso significado en mi vida, y me he reconciliado con los colores de este maravilloso universo.

Estamos tan ocupados, que tenemos al cielo muy olvidado, ni le prestamos atención. Sólo miramos el cielo para ponernos de mal humor cuando se avecina lluvia. En mi caso no, la lluvia me proporciona inspiración, un suave sonido que, junto con las aves que trinan escondidos en los árboles, me da una paz. El cielo es más que eso, es la verdadera belleza de toda su gama de colores, representando nuestras distintas emociones, y representando que, como yo como persona, hay siete mil millones más con su día a día, su forma de hacer las cosas, de vivir la vida con supervivencia y valentía. Dar más abrazos que armas y pactos. El rezo de los musulmanes es casi idéntico al saludo al sol en yoga. Todo parte de una raíz, y siento que esa raíz es el descubrimiento sin temor, comprensión, sonreír, comunicar aunque sea con señas, y mostrar nuestros talentos con los demás, para terminar con un gran abrazo sincero de respeto sin prejuicios y cariño.

Os paso fotos hacia el cielo que he hecho últimamente mientras paseaba o hacía un baño forestal:










En otra entrada ya os explico lo que es un baño forestal, además de mostraros fotos que tengo en el móvil, de paisajes y sendas de por aquí, en Asturias. Mientras, más paz, flores, amor y sonrisa, aunque sea con un vicio como el chocolate.
Muchas gracias por acompañarme en esta aventura.




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