La importancia de abrirse al mundo tal como es.

Durante los últimos días he tenido dos sueños. Bueno, más bien uno, porque uno de ellos fue un hecho que sucedió de verdad, y el otro, ya lo había soñado, y de hecho, ya narré un poco su historia aquí en Milendall.

Anteriormente creí que los bocetos que figuraba un niño sobre una tumba recibiendo la visita de sus padres, y aquél de un globo corazón en los aires, eran historias diferentes, pero el sueño que tuve días atrás me demuestra que son de la misma historia.

Volvamos al principio, aunque a modo de sinopsis o ensayo porque no tengo la historia muy desarrollada, pero sí imaginada con algunos detalles. Tampoco tengo nombres para los personajes (como sucedió con la historia de la escultura que salvó a un niño), ni tampoco un título.

La historia va de un chico de diecisiete años que esconde un secreto y un pasado, con temor a que se descubra, y que la sociedad le señale con el dedo. Sólo piensa en el miedo, frustración a ser humillado, que diga la palabra ASCO, y huye de esos tormentos y pensamiento causando el mal: sale con sus amigos hasta altas horas de la noche emborrachándose, soluciona sus problemas con violencia en el instituto. Apenas nadie se quiere acercar a él. Salvo un compañero devorador de libros que, a pesar de ser agredido por él, punto blanco de su debilidad, sabe que tiene que sacar toda su frustración hacia fuera. Obviamente, el chico lo evitará, evita todo signo de bondad, cariño y optimismo.

Su tío, que es su tutor, acude al instituto y en la sala de la biblioteca habla con ese chico agredido por su sobrino. El chico dijo que no iba a denunciarlo, que le dijera a los padres que es patoso y se cayó en el patio para no darle importante. A pesar de ser joven, muestra madurez gracias a todo tipo de libros que admira con una sonrisa. Pero el chico le recuerda, como si fuera igual de adulto que el hombre que tiene delante, que hay que abrirse y que diga lo que diga, por muy grave que pueda parecer a primer pensamiento, y dejar los prejuicios y centrar ese primer pensamiento pensamiento en una solución. El chico le enseñó el folleto de un instituto nuevo de otra ciudad, a unos 40 kilómetros, y que él pensaba cambiarse. El hombre lo interpretó como una señal porque es la ciudad donde trabaja todos los días, y tal vez, sería mejor alquilar un apartamento, e intentar estar más tiempo con su sobrino.

No será fácil convencerle. Esa misma noche, quería abrirse a su sobrino, y al no saber controlar su ira, empieza a tirar con furia cosas al suelo. El tío no se enfada, pero le agarra diciendo que le mire a los ojos y le diga qué le sucede, tranquilizarse y hablar. Tenía su duda, pero se escapa de casa en plena madrugada. Se dirige hacia un cementerio, apenas iluminado, y rodeado de cipreses. Está delante de la tumba de su madre, como si estuviera rezando, pidiéndola perdón por lo que hizo. Si no fuera por su testarudez, ella estaría viva. Acaricia la tumba y se va. La huella de su mano queda misteriosamente iluminada.

El chico tropieza con una raíz de un árbol y golpea su cabeza con otra tumba y queda un rato inconsciente. Mientras, su tío está en la ventana de su habitación mirando hacia afuera por si lo ve regresar. Pero prefiere coger su chaqueta e ir en su busca.

Cuando vuelve en sí, el chico trata de apoyarse sobre otra tumba para levantarse. Suenan tormentas, y empieza a llover. Se asusta, pero el susto no fue debido a la repentina tormenta, si no que ve su tumba de apoyo con su nombre, y cree que está muerto. Se sienta sobre él y confiesa su pasado. Había discutido con su madre, se escapó de casa y cogió el coche, aún sin tener el carnet, y se dirigió hacia la cima de una mediana montaña al lado de la villa, y ver cómo el horizonte próximo de paisajes verdes apaga su luz naranja para dejar libre a los caminos estrellados del manto nocturno. Su madre había ido en su busca, como su tío actualmente. El chico había bajado con el coche de regreso a la villa, estaba muy oscuro y ante los destellos de otro coche, le cegó su vista y no podía controlar el vehículo, y colisionó con un muro de rocas. Mientras, a su madre, se le había apagado la luz de su linterna y, ante un descuido, cae por un muro de rocas, donde, casualmente, estaba su hijo en el coche, destrozado. Cuando pudo abrir un poco sus párpados, pudo ver a su madre bajo una vista borrosa, cómo la tapaban con un plástico. Mientras que a él lo socorren. Desde ese día, no ha vuelto a ser él mismo.

De pronto, aún sentado en la tumba, sigue sintiendo como si estuviera vivo. Aún se pregunta quién vendrá a por él, si alguien del cielo, o tal vez del infierno. Haciendo un pequeño repaso a su currículum de su comportamiento actualmente, ya piensa que se irá al infierno. Aparece una luz cegadora que le impide ver con nitidez. Es un hombre que, viendo su vestuario, parece de un piloto aéreo, aunque aparenta poca edad, de unos veintidós años. Cuando le dice que viene del infierno, el chico piensa con la mente que había adivinado su destino. Pero no, sigue vivo. El piloto intenta tocarle por la zona del pecho y le traspasa, por tanto el chico sigue vivo. También aparece una mujer, que viene de los cielos con un figura pequeña que brilla por su luz, pero no se deja ver, sólo acompaña a la mujer que resulta ser la madre del chico, que se encuentra un tanto aturdido por lo que está viendo.

La mujer, que recibe un abrazo de su hijo, también está aturdida al ver a su mensajero. Él recibió la llamada de alguien que tiene vínculo con él. El chico tiene vínculo con el piloto. Tanto el cielo como el infierno tienen una especie de gps que les avisa quién ha visitado su tumba para poder ir a su lado y verlo en horario de madrugada terrestre. En el cielo no hay noche ni día, sino momento presente, y en el infierno es un mundo cosmopolita, pero no se diferencian entre buenos ni malos, si no cómo ha muerto su espíritu. Esa llamada lo recibió tanto él como ella. En todo caso, ellos le desvela el secreto que para verla ha de ir a su tumba pasada la medianoche y esperar que aparezca una luz cegadora, y así poder charlar juntos hasta que suenen las primeras campanas del amanecer de un nuevo día.

Suenan las campanas, la lluvia ha parado, y ambos han de irse a su mundo, la madre le recuerda que sea un gran chico y le de un abrazo a su hermano, el tío del chico. La luz se apaga, y todo ilusionado abandona el cementerio prometiéndose de que volvería. Al cerrar la puerta, el chico ve que su compañero, quien agredió, le saluda y escala el muro de piedra que separa los cipreses del cementerio, para sentarse y leer un rato mientras escucha la sexta y última campana antes de ver las primeras luces rosadas de un día despejado. El chico decide acompañarle mientras se disculpa por los errores del pasado.

Su compañero, más tranquilo, le sonríe y sin más, le da un libro de Alejandro Jodorowsky. Le llama la atención porque recuerda que es un autor que leía mucho su madre. Sin vacile, su compañero le pregunta si su madre estaba bien, porque al salir de un cementerio, sería para ver a su madre, tratar de contactar con ella, o recibir una señal espiritual. Su compañero le dice la verdad, de que su tío fue hablar con él en la biblioteca, que es un buen hombre, más abierto y moderno de lo que él cree. También le comentó lo del folleto de un instituto reformado y nuevo, y que podría plantearse ir juntos a clase en un ambiente nuevo. Le dice que él suele ir todos los domingos expresamente para ver la playa, su sonido, su gente, porque ver el mar le inspira infinitas sensaciones. Que la próxima vez podrían ir juntos en bus.

Se oye un grito a lo lejos. Es el tío mencionando su nombre con tranquilidad e ímpetu, por haberlo encontrado.
El tío no lo riñe pero le da un abrazo. Su sobrino está un poco avergonzado porque lo ve otro chico. "Por mi no paréis" levantado el pulgar de su mano derecha mientras que con la izquierda cierra el libro que estaba leyendo, y se va con ellos.


Dibujo personal y rápido que hice a lápiz


Mientras, en el cielo también es un nuevo día. Aparece un pequeño puerto con un globo con forma de corazón. Aparece una señora dando la mano a un niño pequeño, con el testigo de un nuevo sol, suben al globo. Tranquil@s, no es otro personaje, es la madre del chico llevando de la mano al alma infantil muerta de su hijo. La propia madre fue quien se lo arrebató. Viendo su propio cadáver ya muerto reconoce a un hijo de seis o siete años, que llora frente a si mismo de catorce años, sin saber qué hacer. Ve a su madre, la abraza, ya se tranquiliza. No quería irse al más allá sola, por tanto se llevó consigo a su alma infantil, el único modo para que su hijo pudiera sobrevivir y aprender de los muchos errores que va a cometer, puesto que al arrebatarle su alma infantil, no tendrá bondad, pero sí un cierto un sentimiento interior que irá germinando de nuevo.

El alma la acompaña en sus aventuras con el globo corazón, que pilota gracias a los paneles solares enchufados directamente al globo proporcionando energía limpia y natural a todo el interior del globo. Sus hélices en forma de flor, ayuda a crear pequeñas nubes del cual, con un artefacto, las solidificarán para convertirlo en agua. si proviene de una nube blanca, el agua sale más limpia. En cambio, si viene de una nube gris, hay que filtrar el agua para estar más seguros.

A diferencia de cómo nos inculcaron a nosotros los terrestres de la diferencia entre cielo e infierno: cielo bueno, infierno malo, aquí no hay diferencia. Todo ser fallece porque le espera una vida nueva sin juzgar. Lo único que las diferencia es el espíritu al fallecer. Si muere con un espíritu interior humilde en un ambiente más natural y rural, se irá al cielo, mientras si hereda el espíritu ambicioso, materialista o superficial, admirador de la moda, tecnologías actuales, en un ambiente más arquitectónico y cosmopolita, vivirá en el infierno. Pero no hay maldad, en ninguno de los dos mundos. De hecho, habitantes del infierno puede trabajar para habitantes del cielo. Y habitantes del cielo tienen que desplazarse al infierno temporalmente para trabajar allí. Grandes artistas del cielo han estado en el infierno en busca de inspiración moderna a sus creaciones

Casual o no, desde el globo, el niño puede oír a lo lejos el sonido de un avión acercándose. Su madre recibirá un paquete, y el piloto mensajero se lo viene a traer. El avión se acerca haciendo piruetas aéreas para la satisfacción del niño, que lo saluda. Ambos aterrizan en tierra verde para darle el paquete, y la mujer aprovecha por disculparse por su hijo por haber profanado su tumba por equivocación. "Era un chico muy guapo, como tú", dice el inocente niño. El piloto, al recibir un cumplido tan sincero de un niño, le da bombones de chocolate rellenos de frutas del bosque y le da un beso en la mejilla. La madre le entrega verduras naturales como limosna y agradecimiento. También abre lo que contiene el paquete por si todo está correcto, mientras el piloto escucha lo nuevo de Freddie Mercury en solitario desde su móvil con los auriculares. El niño escucha un trozo de la canción y simula ser un batería golpeando unos cocos con unos palitos. El paquete era un libro, bastante pesado, que había pedido sobre la nueva obra de William Shakespeare que espera llevarlo en versión teatro próximamente.

Quería un libro de Alejandro Jodorowsky, su autor favorito, pero al ser un autor que aún vive en Tierra, no pueden lanzarse en el más allá, hasta que fallezca. En el infierno se encuentra la Gran Biblioteca Internacional, con millones de libros en todos los idiomas que pueda existir, incluso con rincón bélico, erótico en todas sus formas, o de alta narrativa histórica y polémica sobre sucesos que ocasionaron el mal en la Tierra. La Biblioteca está equipada con amplia tecnología para recrear los libros de autores recién fallecidos, encontrados en una base de datos que localiza copias de ediciones aún existentes en la Tierra. Además, cuando fallece se queda con la edad con la que murió en vida terrestre, puede escribir libros nuevos, y que, precisamente, los terrestres jamás podremos leer hasta que fallezcamos. Pero no sólo ocurre con la lectura, si no también con otras culturas como el arte pictórico, música, cine, historiadores, prensa y todo lo que podáis imaginar. Hubo un momento que el libro más codiciado era unas memorias de Juana de Arco que ella misma escribió a principio del s.XX, pero que ahora prefiere una vida más relajada en el cielo lejos de la farándula del infierno.

El piloto regresa a su avión para poder repartir más correspondencia, antes diciéndole al niño que un día lo iba a llevar con él para que vea el infierno, y si quiere, que pase una sola noche, antes de volver con la madre. La madre no le da objeción. Cuando falleció hace dos años y medio, siempre fue su mensajero y siempre se llevaron bien a pesar de la edad. Ella siempre tendrá apariencia de una mujer de 36 años, porque falleció en vida con esa edad, y el piloto tiene 22 años. Lleva más tiempo fallecido que ella, hace unos dieciséis años. Pero el piloto siempre tuvo, y tiene, un vínculo especial con el niño, desde el principio, y el mismo vínculo cariñoso que sintió cuando vió a ese chico de diecisiete años, en su tumba. Desde su avión, viendo como el globo corazón también despega en los aires, está sintiendo, en silencio consigo mismo, que debe investigar más acerca de ese chico que vió en su tumba y que tiene su mismo nombre.

Continuará---

Os paso una canción de Kate Bush, que me ha acompañado de "banda sonora" en esta aventura al escribiros el ensayo de la historia, además de dibujar un boceto que habéis visto más arriba.




La canción se llama "Cloudbusting" que narra cómo un niño admira el trabajo de su padre, que es inventor de una máquina que caza nubes para atraer la lluvia, no importa dónde estés. Aunque la letra no lo determina, siento que quería llevar la máquina a aquéllos territorios secos que le urgen la lluvia, agua para cosechar o sembrar, beber y bañarse.

Es de 1985 y se encuentra en su disco "Hounds of Love". Kate Bush es una de mis cantantes favoritas. Todos los días escucho una canción de ella sin excepción. Sus composiciones son ricos en letras ingeniosas para la época, inspirados en la Historia y en el arte.

Je je je! Y eso que partía sólo relatar un resumen de dos sueños que tuve, a modo de sinopsis, pero no pude evitar entrar en más detalles. Era escribir un párrafo, y dejarme llevar sin agotamiento. Espero que os guste. Os amo a todos sin excepción. Todos sois especiales y únicos para mi. BESOS.

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